Incluso ese trol, que todo lo quisiera ensuciar, necesita de su triste trabajo o digámoslo en palabras de Sartre:
El hombre puede nacer esclavo en una sociedad pagana, o señor feudal, o proletario. Lo que no varía es la necesidad para él de estar en el mundo, de estar allí en el trabajo, de estar allí en medio de los otros y ser allí mortal.
Humanidad encarna lo mejor y lo peor de la humanidad. Pero es también esa que siempre sale adelante, que supera cosas. Hasta a un triste trol hay que invitarlo a concretarse mejor, a tocar, así sea en el pensamiento, con mejor dignidad, el ideal de Emerson:
Permitidme elevarme sobre mi destino y que mi trabajo descienda sobre el mundo.
Aún tenemos una conciencia para ensanchar y un espíritu humano que busca alcanzar nuevas alturas. Pese al anuncio del final de la historia augurado por Hegel en el siglo XIX, mucho antes del aviso emitido hace cerca de 20 años por Francis Fukuyama, el hombre sigue aquí.
El hombre no sólo no ha muerto, sino que además no ha podido —ni podrá— convertirse en nada distinto a ser hombre mientras viva. Siempre será lo que está por suceder y su trabajo siempre lo concretará como ser-posibilidad.
Incluso ese trol, que todo lo quisiera ensuciar, necesita de su triste trabajo
Esta nota es un aparte de Humanidad Ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano (2018).
Hernán Urbina Joiro es Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cartagena de Indias. Miembro de Número de la Academia de Medicina de Cartagena de Indias. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia. Ha colaborado con los periódicos colombianos El Tiempo, El Heraldo, El Universal, entre otros. Fundó y dirigió las revistas Romanceros y Humanidad Ahora.
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