Muchos, sin revisar un solo papel con seriedad, acusan —en especial después de la primera edición de Entre las huellas— de deformar la apariencia de la India Catalina al Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, a su fundador don Víctor Nieto, al escultor de la estatuilla, maestro Héctor Lombana, y al gran escultor del monumento, Eladio Gil Zambrana. Esos que acusan ni siquiera aportan una entelequia nueva, sino la podrida fórmula de desfigurar los acontecimientos históricos porque les lastima o porque alguien relacionado con ellos les lastima en grado sumo. En realidad, el Festival Internacional de Cine de Cartagena, su fundador y los escultores Lombana y Gil, elevaron a la India Catalina a la categoría de figura pública y con ello la volvieron centro de estudio. Antes de 1961 era un mito, una leyenda más del Caribe, que a nadie le interesó averiguar con rigor.
En 1997 el creador de la estatuilla del Festival de Cine de Cartagena de Indias, maestro Héctor Lombana, nos dijo en una entrevista que lo de la existencia de la India Catalina se trataba de una mera fantasía*. Con esta afirmación, Lombana exponía que se había limitado a crear una estatuilla —no fue comisionado para el estudio de la Historia— para cumplir con el encargo de don Víctor Nieto. Pero fue esa afirmación del maestro Lombana la que nos planteó en 1997 la necesidad de resolver la incertidumbre de una existencia ficticia de la muy celebrada India Catalina; fue el inicio de esta investigación que ya toca los 20 años.
Por iniciativa de don Víctor Nieto, la India Catalina tiene un monumento en bronce en gran escala en Cartagena de Indias, levantado por el escultor español Eladio Gil Zambrana en el año de 1974, que representa a una mujer adulta, seductora, vestida con prendas indígenas. El monumento tuvo como fuente primaria —más la guía visual de dos jóvenes, como nos reveló en 2004 el Maestro Eladio Gil—, la estatuilla de Lombana. Pero, como en 1961, en 1974 el interés tampoco giró sobre los antecedentes históricos de un personaje para elaborar el monumento. Sólo se trataba de crear —sin deformar a nadie porque, incluso, no se conocía con certeza la existencia de Catalina— un trofeo para el Festival y un Monumento para la ciudad. Pero, en últimas, el Festival de Cine de Cartagena de Indias y los escultores Héctor Lombana y Eladio Gil Zambrana, iniciaron en los sesenta y setenta, sin vuelta atrás, todo el proceso que llevaría al develamiento de un trecho desconocido, trágico y concluyente en la historiografía de América: la historia de la India Catalina.
HERNÁN URBINA JOIRO
Entre las Huellas de la India Catalina (Hernán Urbina Joiro)
Segunda Edición. Universidad del Rosario. 2017
ISBN: 9789587388312
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