Escritor y poeta colombiano. Sitio oficial.

Sí estamos comiendo mercurio

Hernán Urbina Joiro escritor

Cuando se difunde una caricatura de un suceso trágico como el de Minamata, Japón, ocurrido hace más de medio siglo por intoxicación masiva en la bahía japonesa por grandes vertimientos de Mercurio se puede banalizar el problema.

Se suele describir a sus habitantes caminando con temblores, progresivamente ciegos y sordos, convulsionando sin parar antes de morir, se puede escandalizar al público, pero, como caricatura al fin, que no es constatable en la vida cotidiana de Colombia, el asunto se olvida y nadie hace algo que la sociedad pueda agradecer.

 

ES MIDIENDO EN SANGRE

Enviamos al Laboratorio de Referencia Andino, de Bogotá la muestra de sangre de un hombre de 50 años con 15 de residencia y labores en el barrio Bocagrande de Cartagena —labores en ambiente de oficina— y con ingesta de pescado de rio de, al menos, tres veces por semana.

Sus niveles de Mercurio en sangre fueron de 7 µg/L (Se anexa examen), a sólo 3 µg/L del máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a sólo 1 µg/L de lo permitido en los Estados Unidos de América.

Luego de un año de no comer pescado de rio, sus niveles de Mercurio en sangre bajaron a lo deseable: menos de 2 µg/L (Se anexa examen). El asunto es midiendo en sangre: en Colombia sí estamos comiendo Mercurio.


ESTUDIOS SOBRE EL MERCURIO

La tragedia por intoxicación con Mercurio en Colombia, principalmente a causa de la minería ilegal, es silenciosa pero tal vez más extensa que lo sufrido por los japoneses en los años 50 y 60 del siglo pasado.

Hay suficientes estudios con rigor en Colombia que muestran niveles muy elevados en sangre de Mercurio en personas expuestas ocupacionalmente, es decir que trabajan en minas donde se usa Mercurio, y con daños en la salud atribuibles a este metal pesado.

Pero también abundan trabajos serios, como el propio Estudio Nacional del Agua de 2014, que muestran elevados niveles de Mercurio en el rio Magdalena como la mayoría de grandes cuencas del país y la propia bahía de Cartagena.

No hay estudios controlados en Colombia sobre el impacto en la salud humana del Mercurio en población no expuesta ocupacionalmente, es decir por el consumo de pescado contaminado por Mercurio en ciudades alejadas de las minas.

El caso que se cita en esta nota del sujeto con mediciones altas de Mercurio en sangre y normalizadas luego de un año de suspender el consumo de pescado de rio, debe llevarnos a exigir los estudios necesarios.

Ya la OMS indica que no se trata de dejar de comer pescado, sino de exigir un máximo permisible en los niveles de Mercurio en los peces y disminuir las porciones especialmente en población altamente susceptible al Mercurio, como las mujeres embarazadas y los niños.

Incluso la solución también pasa por impulsar la acuicultura de pescado seguro en Colombia. Es decir, lejos de escandalizarnos al leer una nota como está en la redes sociales, hay que movilizarse a buscar soluciones realistas.

Y empieza por lo primero. El asunto es midiendo en sangre: en Colombia sí estamos comiendo mercurio.

 

Primer examen de Mercurio en sangre 2015.

 


Segundo examen de Mercurio en Sangre

 

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Hérnan Urbina Joiro

Hérnan Urbina Joiro

Escritor y humanista colombiano.