Cartagena en mí
Surcaba por dentro la viajera espuma de tu mar,
en mi palpitar tu historia heroica.
Por eso este arribo, aunque definitivo,
no es un regresar.
Manga, nostalgia de casas
en los años ochenta
que en mi mente están intactas.
Crespo, alegría del que llega,
pesar de quien parte de nuevo,
déjame decirlo desde aquí a toda la ciudad,
no saldré más nunca de tu puerto.
Por las murallas que cierra tu reloj
no habrá otro como yo,
conquistador con un paso más cansado,
que encontró frente a tus aguas
solaz en el alma y amor.
Bocagrande, romántica,
tu bahía aun hoy
sigue con la forma exacta
como hace milenios el sol te besó.
Cartagena de Indias, también desconsuelo,
sufrimientos abiertos de siglos,
pueblo que sueña, que el olvido lacera
y otra vez fantasea en el desdén que desvela.
Me fundo a tus olas, renazco en tus orillas
y allí me siento para seguir diciendo y diciendo
mis versos, auroras del vivir aquí en tu suelo.
Qué mi vida te bendiga,
qué te hagan cantar mis rimas.
Hago mías tus alegrías y tú sufrir,
Cartagena, desde ahora y para siempre, siempre en mí.
(Enero de 2000)
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