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La envidia en V actos – Acto V – Bob Dylan, Dante y la envidia

Poema Envidia | Dylan y Dante – Hernán Urbina Joiro
Comentarios al Acto V del Poema 154 (Envidia), escrito en el año 2005.
Adenda en honor a Bob Dylan escrita en octubre de 2016.

 

Cuando en 2016 otorgaron el Premio Nobel de Literatura a un compositor de música popular, a Bob Dylan, la envidia se parapetó entre escritores, algunos zaheridos por el fallo de la Academia Sueca.

Pero los agravios a Dylan también lo eran para quienes han escrito por décadas músicas que los pueblos del mundo han coreado por generaciones. En ese octubre volví al Poema 154, Envidia, para desairar a la triste reina de la frustración, que en vano intentaba emporcar el triunfo de Bob Dylan.

Poema Envidia y Bob Dylan

Por amigos melómanos de la radio en Bogotá, como Willi Vergara, en 1993 entré en contacto con las canciones de Bob Dylan.

Todo ese año hice esfuerzos para mejorar el inglés, de cara a mi viaje a México, y posiblemente a Estados Unidos, para hacer una o dos especializaciones médicas, y me valí de la música, uno de los buenos canales de aprendizaje que siempre he tenido.

Por entonces adquiría los cancioneros anglosajones, y los amigos de la radio me regalaban los audios en casetes, con los que empecé a cantar obras como Los señores de la guerra.

Mucho más tarde, en 2009, me regocijaría con Jolene, donde Bob Dylan también le canta a una chica: «Tú eres la reina». En octubre de 2016 no podía menos que sumarme al aplauso mundial por su premio Nobel, y que la envidia no aprobaba:

¿Conoces dos premios Nobel? Deberías
conocer además otro.
No sabes de Bob Dylan
porque tu oído es sordo
a bardos como él y a sus liras.

Te transcribo su canto, ojalá algo entiendas
de su escribir:
Jolene, Jolene,
yo soy el rey, muñeca, y tú eres la reina.


Poema envidia y Dante

La envidia persigue a ciegas porque odia a un objeto o a un suceso interior que proyecta en las personas, pero también es ciega porque Dante castigó su maldad cerrándole los ojos con hilos de hierro en La Divina Comedia.

Es definitivo, Phlohnos, ya no lo preguntes a nadie nunca más, La Reina eres tú.

No sólo contra mí asestas tu fierro
odias a Dante que te dio por castigo
cerrar tus ojos con hilos de hierro.

Estéril. Buscas a tientas
a quien quitarle
su luz
¿Qué pregunta es esa la que ahora haces?
¿De quién es La Reina?
La Reina eres tú.

Poema Envidia | Dylan  y Dante – Hernán Urbina Joiro poeta

 

POEMA COMPLETO
«Envidia» | Poema 154  (2005)

                                                                                                  A mi querido Alfonso De La Espriella

No te puedes esconder,
envidia, los griegos sabían que eres hombre,
Phlohnos, ¡quítate ese traje de mujer!

Te pone triste todo laurel mío, no merezco tanto,
no soy Shakespeare, a quien quisiste envilecer.
¿Te sedujo el conde de Oxford, que le atribuyes sus cantos?
¿Qué te duele de mí que te acerca hasta el llanto?
¡Y quítate ese traje de mujer!

¿Quién te infligió esa pena de derrota vasta
como el que asesina joven y no puede parar?
Qué triste angustia te corroe y te gasta.

Te entristece conocer que mi verso se cante,
no merezco tal agasajada.
No soy Neruda, a quien trataste de torcer.
¿Tuviste un affaire
con Tagore, a quien concedes parte
de Veinte poemas de amor y una canción desesperada?
Conmigo no tendrás affaire,
ni tendrás nada.
Y de una vez por todas, ¡quítate ese traje de mujer!

Quieres que te tomen por profesor de cultura,
la cultura te tacha de pecado capital.
A causa de tu amargura
más de las veces transitas el mal.

Alfonso me envió su libro, por cierto,
donde elogia mi laúd,
pero cita una habanera que te daría desconsuelo,
pues atribuye a otro en uno de sus versos:
La reina eres tú.

Te pones triste si nombran mis libros,
no merezco tal solemnidad.
No soy García Márquez, tu otro elegido,
a quien trataste de ensuciar.
¿Deseaste a Balzac a quien has atribuido
Cien años de soledad?
¡Ponte tu traje de mujer y vete a un rincón a llorar!

¿Conoces dos premios Nobel? Deberías
conocer además otro.
No sabes de Bob Dylan
porque tu oído es sordo
a bardos como él y a sus liras.

Te transcribo su canto, ojalá algo entiendas
de su escribir:
Jolene, Jolene,
yo soy el rey, muñeca, y tú eres la reina.

No sólo contra mí asestas tu fierro,
odias a Dante que te dio por castigo
cerrar tus ojos con hilos de hierro.

Envidia, estéril, buscas a tientas a quien quitarle su luz.
¿Qué pregunta es esa la que ahora nos haces?
¿De quién es la reina? La reina eres tú.

 

Poema 154. Envidia. Acto I. Shakespeare y la tristeza que derrota

Poema 154. Envidia. Acto II. Neruda y sus envidiosos

Poema 154. Envidia – Acto III – Envidia y música

Poema 154. Envidia. Acto IV. Gabo y la triste impostora

 

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Poema Envidia | Dylan y Dante - Hernán Urbina Joiro

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Hérnan Urbina Joiro

Escritor y humanista colombiano.

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