No es simple cantaleta verde. El calentamiento ya es letal. El ex vicepresidente Al Gore no pasó mucho tiempo hablando sobre el clima antes de ir a recoger su Premio Nobel en 2007, pero es un hecho que se dedicó, así sea poco antes del Nobel, a predicar que el actual calentamiento de la tierra es la amenaza más grave que jamás ha enfrentado nuestra civilización[1].
La muerte de Dios, del hombre… y de la tierra
En verdad, era hora, tras el anuncio de la muerte de Dios —en 1882—[2] y del hombre —en 1966—[3]que alguien también nos dijera que el planeta tierra ya pronto se va a morir.
Como en los casos que predicaron la muerte de Dios y del hombre, en el anuncio de Al Gore hay mucho de verdad, aunque sea inevitable la asociación de su vertiginosa campaña y la vertiginosa obtención del Premio Nobel con el viejo cacareo de lo ecológico, tantas veces usado más como bandera política, o pasatiempo, que como defensa del derecho humano a vivir en este planeta en condiciones dignas, defensa que no se ha hecho tal como se dio la lucha por la —casi— inviolabilidad de la vida humana.
Esto es reprobable porque se trata nada menos que de defender los medios que posibilitarán la vida de todos los que aquí están y los que estarían en el futuro andando sobre la tierra.
No es simple cantaleta verde. El calentamiento ya es letal.
El asunto ecológico se llevó por décadas sólo a través de cuestiones como «el dolor de la madre tierra», o animaciones por el estilo, y es evidente que toda esa cantaleta verde no sirvió para contener los daños profundos que se observan en todos los ecosistemas que aún perviven[4].
Sí ha habido esfuerzos serios como la firma del Protocolo de Montreal[5], que redujo la emisión de gases dañinos a la capa de ozono y, sin proponérselo, también redujo otras emisiones que hubieran acelerado aún más el actual calentamiento global.
No obstante, hasta ahora no se ha hecho nada que se pueda catalogar como una solución precisa al daño progresivo del hábitat del hombre y de incontables seres vivientes que nos acompañan. La anestesia propia de la actual cultura posmodernista, también banalizaron los problemas ecológicos.
Osos sabaneros blancos…
Contando con capacidad, como nunca antes, para arrasar con mayor poder y rapidez todo hábitat —y mayor poder para comunicarlo—, la civilización en conjunto se nota igual de atontada en la práctica y divertido en lo verde, con muy pocas muestras de acciones eficientes ante lo que ya no son simples cacareos: basta recordar —o dar un vistazo en fotos— a los picos nevados de hace treinta años para saber que, al ritmo que vamos, en un tiempo habrá que cambiar expresiones como osos polares por osos blancos sabaneros[6].
Oigamos esto mismo en voz de alguien que lleva la condición de haber sido en su momento uno de los hombres más responsable del planeta, Mikhail Gorbachov:
Quienes toman decisiones no han percibido lo cerca que puede estar el mundo del «punto de inflexión» climático. Pero, mientras que el clima desbocado sigue siendo un riesgo, la política fuera de control ya es un hecho. Las negociaciones oficiales están alejadas de la realidad. De acuerdo con la ciencia más reciente, las propuestas actuales en proceso de negociación resultarán en un calentamiento de más de 4ºC durante este siglo —el doble del máximo de 2ºC acordado por el G-8 y otros líderes—. Eso deja una probabilidad superior al 50 por ciento de que el clima del mundo vaya más allá de su punto de inflexión. Un acuerdo basado en los parámetros que hoy están sobre la mesa de negociaciones nos pondría, por ende, en una posición más peligrosa que un juego de ruleta rusa[7].
Aún nos queda tiempo…
Pese a este y a cualquier otro grito avizor, el medio ambiente sigue siendo, en palabras de Wordsworth,
Un paisaje para el ojo de un ciego[8]
, en momentos en que ya no se juega a asustar a otros al afirmar que mucho de lo que aún es naturaleza viva podría volverse pronto en puras imágenes del pasado dando vueltas en la cabeza sin poderse palpar.
Sin embargo, aún no se ha dicho todo, ni se ha hecho todo lo que se podría hacer o como lo expresara Emerson:
Esta época, como todas, puede ser buena sí sabemos qué hacer con ella[9].
No es simple cantaleta verde. El calentamiento ya es letal.
*Foto de Andreas Weith. Endangered arctic starving polar bear (Wikimedia Commons)
[1] Gore, Al. Una verdad incomoda: la crisis planetaria del calentamiento global y cómo afrontarla. Gedisa. 2007. Barcelona.
[2] Nietzsche, Federico. Gaya ciencia, op. cit.
[3] Foucault, Michel. Las palabras y las cosas, op. cit.
[4] Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. IV Informe Mundial sobre el Medio Ambiente, Oficina de Naciones Unidas. 29 de octubre de 2007. <http://www.unep.org>.
[5] Sede de la Organización Internacional de la Aviación Civil de Montreal. Protocolo de Montreal. 1987. <http://www.unep.ch/ozone/spanish/Publications/MP-Handbook-07-es.pdf>.
[6] Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU. Cambio Climático. Panorama General. Nueva York. Noviembre 2007.
[7]Gorbachov, Mikhail; Likhotal, Alexander. Playing Russian Roulette with Climate Change. Project Syndicate. Series: Earth in the Balance. 12 09/ 2009. Praga.
[8] Wordsworth, William. La Abadía de Tintern . Buenos Aires. Lumen. 2012.
[9] Emerson, Ralph Waldo. Confianza en uno mismo. Madrid. Gadir. 2009.
No es simple cantaleta verde. El calentamiento ya es letal.
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