La triste deidad tocó al joven Neruda, y los envidiosos, aún los cultos, se autoenvilecían —como el haššāšīn se turba con drogas u odio para asesinar— por emporcar Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Otros en verdad creen que las canciones de Tagore contienen palabras de prohibitivas para Neruda. La ciega deidad de la envidia da para todo.
ACTO II de poema 154 – Envidia (Fragmento)
Te entristece conocer
que mi verso se cante,
no merezco tal agasajada.
No soy Neruda, a quien trataste
de torcer.
¿Tuviste un affaire
con Tagore, a quien concedes parte
de Veinte poemas de amor y una canción desesperada?
Conmigo no tendrás affaire,
ni tendrás nada.
¡De una vez por todas, quítate ese traje de mujer!
Quieres que te tomen por profesor de cultura,
tu cultura te tacha de pecado capital.
A causa de tu amargura
más de las veces
transitas el mal.
No te puedes esconder, envidia, los griegos sabían que eres hombre, Phlohnos,
¡Quítate ese traje de mujer!
Te pone triste todo laurel mío, no merezco tanto,
no soy Shakespeare, a quien quisiste envilecer.
¿Te sedujo el conde de Oxford, que le atribuyes sus cantos?
¿Qué te duele de mí que te acerca hasta el llanto?
¡Y quítate ese traje de mujer!
¿Quién te infligió esa pena de derrota vasta
como el que asesina joven y no puede parar?
Me apena esa angustia que te corroe y te gasta.
Te entristece conocer
que mi verso se cante,
no merezco tal agasajada.
No soy Neruda, a quien trataste
de torcer.
¿Tuviste un affaire
con Tagore, a quien concedes parte
de Veinte poemas de amor y una canción desesperada?
Conmigo no tendrás affaire,
ni tendrás nada.
¡De una vez por todas, quítate ese traje de mujer!
Quieres que te tomen por profesor de cultura,
tu cultura te tacha de pecado capital.
A causa de tu amargura
más de las veces
transitas el mal.
Renegaste de la ira
porque Alfonso de la Espriella defendió El quinto aire.
Al morir tu lucecilla
un quejido lloriqueaste.
Es la tristeza en que reinas,
pero has ganado tu mentira, Phlohnos,
una congoja más no te daría,
¡eres Reina! Phlohnos,
toma, recoge tu falsía,
¡eres Reina!
Alfonso me envió su libro, por cierto,
donde elogia mi laúd,
pero cita una habanera del siglo XIX que te daría desconsuelo,
pues atribuye a otra en uno de sus versos, La Reina eres tú.
Te pones triste si nombran mis libros,
no merezco tal solemnidad.
No soy García Márquez
a quien trataste
de ensuciar.
¿Deseaste a Balzac a quien has atribuido Cien años de soledad?
¡Ponte tu traje de mujer y vete a un rincón a llorar!
Conoces tres Premios Nobel, deberías
conocer otro.
No sabes de Bob Dylan
porque tu oído es sordo
a liras como Bob repica.
Te transcribo su canto, ojalá algo entiendas
de su escribir, Jolene, Jolene,
yo soy El Rey, muñeca, y tú eres La Reina.
No sólo contra mí asestas tu fierro,
odias a Dante que te dio por castigo
cerrar tus ojos con hilos de hierro.
Estéril, buscas a tientas
a quien quitarle
su luz.
¿Qué pregunta es esa la que ahora nos haces?
¿De quién es La Reina?
La Reina eres tú.
Las mejores librerías en Colombia llevan a casa “Canciones para el camino”. Poesía escogida 1974-2019. Hernán Urbina Joiro (Caligrama Random, 2020). Prólogo de William Ospina.
Canciones para el camino Hernán Urbina Joiro
(Caligrama, 2020)
¡YA DISPONIBLE !
Cuarenta y cinco años de historia, amores, censuras, perplejidades de Colombia y el mundo en versos memorables. Prólogo del poeta y escritor colombiano William Ospina.
OTROS PUNTOS DE VENTA DESDE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.