ENVIDIA – Poema 154 – Acto II – Hernán Urbina Joiro Comentarios a un fragmento del Poema 154 (Envidia) escrito en el año de 2005. Adenda en honor a Bob Dylan escrita en octubre de 2016.
Neruda y la envidia de cada día
Un acercamiento a la envidia, tal como se intenta en el Poema 154, no podría omitir las vivencias de Pablo Neruda, uno de los poetas que mejor resistió su feroz arremetida.
Neruda afirmó en Confieso que he vivido: «No pasa un día sin que reciba algún golpecito o golpeteo de la envidia» […] «Veinticinco revistas fueron […] destinadas a destruirme literalmente, a atribuirme toda clase de crímenes, traiciones, agotamiento poético, vicios públicos y secretos, plagio, sensacionales aberraciones del sexo».
Que siga escribiendo poemas desde mi infancia, creo que en parte lo debo a la envidia, que en esa época me animó a recitarle. Pero nunca será suficiente mi agradecimiento a una comunicadora, que en diciembre de 1993 logró convencerme de la ilusión de estar escribiendo parecido a Neruda.
Había que recitarle algo en homenaje. En ese mismo diciembre, le regalé un poema, ¿Por que te duele decirme que escribí como Neruda?, donde además prometí divulgarlo sólo 19 años después, por honrar los 19 años que ya llevaba haciendo versos, y para repasar juntos, después del año de 2012, cómo nos iba a ambos en este caminar.
Tenía que ser un poema deferente, un juego delicioso con las palabras de ella, de Neruda y las mías, puesto que no sostengo polémicas personales, menos si sospecho que hay desconocidos que en mí buscan un balcón.
En eso sigo a Neruda, que escribió en sus memorias finales: «No respondí ni respondo las agresiones literarias», si bien en mi caso nunca han sido literarias ni hechas por un literato.
En marzo de 2005, al recordar este episodio, retomé el Poema 154, mi cantar por aquél que se torna triste por el triunfo ajeno:
Te entristece conocer que mi verso se cante no merezco tal agasajada no soy Neruda, a quien trataste de torcer…
Vicente Huidobro y el joven Neruda
Cuando Neruda publicó Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el poeta nacional de Chile, Vicente Huidobro, arremetió contra el muchacho promisorio en la revista Vital, acusándolo de plagiar a Rabindranath Tagore.
Diecinueve años después, Neruda era el poeta hoy consagrado en la historia universal. De Huidobro, bastante desvanecido, Neruda escribió en sus últimas memorias: «Me es difícil hablar mal de Huidobro, que me honró durante toda su vida con una espectacular guerra de tinta».
Recordando este pasaje, en marzo de 2005 canté en el Poema 154:
¿Tuviste un affaire con Tagore, a quien concedes parte de Veinte poemas de amor y una canción desesperada? Conmigo no tendrás affaire ni tendrás nada. ¡De una vez por todas, quítate ese traje de mujer!
La envidia y la impostura de profesor
La envidia a menudo trata de deslizarse en la patraña de un entendido de cultura, pero su amargor siempre le traiciona, le hace transitar caminos donde tarde o temprano manifiesta su deseo primario de engañar, de ejercer el mal, pese al ropaje que lleve:
Quieres que te tomen por profesor de cultura tu cultura te tacha de pecado capital a causa de tu amargura más de las veces transitas el mal…
«Envidia» | Poema 154 (2005)
A mi querido Alfonso De La Espriella
No te puedes esconder, Envidia, los griegos sabían que eres hombre, Phlohnos, ¡Quítate ese traje de mujer!
Te pone triste todo laurel mío, no merezco tanto, no soy Shakespeare, a quien quisiste envilecer. ¿Te sedujo el conde de Oxford, que le atribuyes sus cantos? ¿Qué te duele de mí que te acerca hasta el llanto? ¡Y quítate ese traje de mujer!
¿Quién te infligió esa pena de derrota vasta como el que asesina joven y no puede parar? Me apena esa angustia que te corroe y te gasta.
Te entristece conocer que mi verso se cante no merezco tal agasajada no soy Neruda, a quien trataste de torcer. ¿Tuviste un affaire con Tagore, a quien concedes parte de Veinte poemas de amor y una canción desesperada? Conmigo no tendrás affaire ni tendrás nada. ¡De una vez por todas, quítate ese traje de mujer!
Quieres que te tomen por profesor de cultura tu cultura te tacha de pecado capital a causa de tu amargura más de las veces transitas el mal.
Renegaste de la ira porque Alfonso de la Espriella defendió El quinto aire al morir tu lucecilla un quejido lloriqueaste, es la tristeza en que reinas pero has ganado tu mentira, Phlohnos, una congoja más no te daría. ¡Eres Reina! Phlohnos, toma, recoge tu falsía, ¡Eres Reina!
Alfonso me envió su libro, por cierto, donde elogia mi laúd pero cita una habanera del siglo XIX que te daría desconsuelo pues, atribuye a otra en uno de sus versos, La reina eres tú.
Te pones triste si nombran mis libros no merezco tal solemnidad no soy García Márquez a quien trataste de ensuciar. ¿Deseaste a Balzac a quien has atribuido Cien años de soledad? ¡Ponte tu traje de mujer y vete a un rincón a llorar!
Conoces tres Premios Nobel, deberías conocer otro no sabes de Bob Dylan porque tu oído es sordo a liras como Bob repica. Te transcribo su canto, ojalá algo entiendas de su escribir, Jolene, Jolene, yo soy el rey, muñeca, y tú eres la reina.
No sólo contra mí asestas tu fierro odias a Dante que te dio por castigo cerrar tus ojos con hilos de hierro.
Estéril. Buscas a tientas a quien quitarle su luz. ¿Qué pregunta es esa la que ahora haces? ¿De quién es la reina? La reina eres tú.
Cartagena de Indias, 11 de marzo de 2005. Adenda en honor a Bob Dylan en octubre de 2016.
Las mejores librerías en Colombia llevan a casa “Canciones para el camino”. Poesía escogida 1974-2019. Hernán Urbina Joiro (Caligrama Random, 2020). Prólogo de William Ospina:
Canciones para el camino Hernán Urbina Joiro (Caligrama, 2020)
Cuarenta y cinco años de historia, amores, censuras, perplejidades de Colombia y el mundo en versos memorables. Prólogo del poeta y escritor colombiano William Ospina.
OTROS PUNTOS DE VENTA DESDE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
1 Comment
[…] LEA ADEMÁS: La endivia en V Actos- Acto II . Neruda y sus envidiosos […]