El odio como falta de vergüenza | Hernán Urbina Joiro
Pensamientos sobre la afligida realidad de quienes necesitan autoenvilecerse para sobrellevar una vida sin valor y virtud.
Intolerancia. Discriminación. Xenofobia. Todas palabras de amplio uso contemporáneo, buenos sinónimos de odio, buenos descriptores de esta era de creciente tirantez en la sociedad, también están ligadas —triste y ominosamente— con la noción de «asesinar algo».
María Moliner indica que la palabra asesino además se aplica a lo que es capaz de causar daño físico o moral. En suma, asesino se trata de alguien, como lo indica la definición originaria, que suele autoperturbarse para causar daño deliberado, porque la lucidez le arrostra que su acto es impropio.
Vivir a gusto la autoperturbación que elude la verdad que impide «asesinar algo» no tiene que lograrse siempre con el uso de una bebida o una sustancia. Los seres humanos no sólo son los únicos que desde temprano pueden autoinfligirse sufrimiento con la vivencia de la envidia, sino también los únicos que pueden elaborar historias con las que «despiertan» y hacen «despertar» a otros a una «nueva realidad» para odiar.
Asesinar está muy vinculado con la noción de engañar malignamente. Este engaño no se trata de una simple forma de «escape». Se trata de vivir y hacer que otros vivan la ausencia de dignidad que impide cometer lo infame: es no tener y hacer que otros no tengan vergüenza de «asesinar algo».
El odio que engaña para poder «asesinar algo» es además un retroceso evolutivo de millones de años. Aprendimos a tolerar organismos externos amenazantes en nuestros propios cuerpos e ideas externas amenazantes en nuestra propia mente.
Esto no significa indiferencia o desdén, sino dejar de ser sectario, conocer otras significaciones acerca de eso que intimida, tener una dignidad que considera la vergüenza propia y la vergüenza ajena: es tener una conciencia más ensanchada, no sedada o encogida.
«Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en algún mundo de posverdad»
No es simple la cuestión en torno a los seres que parecieran siempre andar en busca de «asesinar algo». Son ineludibles preguntas como: ¿Por qué muchos no logran reprimir ese deseo de siempre «asesinar algo»? Complicada pregunta.
Una conciencia ensanchada, por el contrario, envolvería, por ser más grande, a eso que hace sufrir —odiar— e induce a «asesinar algo». Esto representaría una mejor noción de auténtica «grandeza» de los seres humanos que, siendo resilientes, serían más sabios y, acaso, más felices.
Kreitner Richard. Post-Trust and Its Consequences: What a 25- Year-Old Essay Tells Us About the Current Moment. The Nation. November 30, 2016.
Urbina Joiro. Acercamiento a la tristeza que impulsa a destruir: lo siniestro, la envidia y la sonrisa. Bogotá. Revista Nova et Vetera. Volumen 2. Nº 20. Octubre de 2016.
Urbina Joiro Hernán. Del lenguaje del sufrimiento. En: Humanidad Ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano. Cartagena. Fundación Humanidad Ahora. 2016.
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Hernán Urbina Joiro (Valledupar, Colombia, el 16 de junio de 1965). Parte de su infancia y adolescencia transcurrió en San Juan del Cesar (La Guajira).
Médico de la Universidad del Rosario y escritor, cuya obra ha sido distinguida con distintas condecoraciones como la Orden Puerta de Oro de Colombia, la Orden Pedro Romero de Cartagena de Indias, la Orden Gran Cruz de Caballero del Congreso de la República de Colombia, la Insignia Nicolás Monardes de la Sociedad de Escritores Médicos de Sevilla (España).
Ha colaborado con los periódicos colombianos El Tiempo, El Heraldo y El Universal, entre otros, y la revista centroamericana Carátula.
Desde los 12 años de edad, cuando ganó el primer lugar del Festival Nacional de Autores Vallenatos, se le considera uno de los más grandes poetas líricos del vallenato. Vive en Cartagena de Indias.
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