Escritor y poeta colombiano. Sitio oficial.

7 poemarios. III. Cantares del aire con que nací | Hernán Urbina Joiro

Hernán Urbina 7 poemarios Cantares del aire con que nací

7 poemarios. III. Cantares del aire con que nací | Hernán Urbina Joiro
Avances de “Canciones para el camino. Poesía escogida 1974-2019”.

El recuerdo más antiguo que tengo es junto a mi madre que me animaba, tomándome de un brazo, a que subiera peldaños gigantescos de una escalera que conducía al segundo piso del Hospital Rosario Pumarejo de López de Valledupar, donde frecuente me llevaba porque nací sufriendo de los pulmones.

Aún esa recordación del muchacho enfermizo me llega con la misma alegría que retornan mis vivencias en Valledupar, donde al volver siento el alborozo indestructible de un niño soltado al patio de recreos.

Sólo una vez fue triste, cuando viajé al sepelio de Rafael Escalona en 2009. El resto ha sido un regresar contento, un recorrido fascinante por calles y sitios queridos donde el viento demora por quedarse a retozar más.

En 1989 allá fui designado médico rural. Entonces subí como sanador las mismas escaleras de mis primeros recuerdos.


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Valledupar me reconectó con San Juan del Cesar y su río, con el sonido del afluente que enlazaba a los cantos de las lavanderas, de los arreadores de reses por los pasos bajos, de las aves y de todo cuanto allí dejó impregnado el gran Máximo Mobil componiendo sus canciones sobre el río Cesar, caminando corrientes abajo.

La Junta, San Diego, El Molino, por esos lugares volví a desparramar mi vida entre 1989 y principios de 1991, mi vida que sigue allí y quisiera que sonara como un buen poema para todo aquel que pueda presentirla en esas regiones.

Valledupar me regaló la amistad de Gustavo Gutiérrez Cabello, que me enseñó las primeras nociones de piano, tal como en los años noventa Rita Fernández, otra amistad que me regaló El Valle, me instruiría en el manejo de los bajos del acordeón, del mismo modo en que Hernando Marín me ayudó a entender la guitarra en los años setenta en San Juan del Cesar.

La medida, la expresión de los versos que oí en esa comarca desde mi papá, Mobil, Marín, Robe Calderón, Rafa Manjarrez, Rosendo Romero, Fernando Meneses, Gustavo y Rita es toda mi herencia, no tengo otra para trabajar.

También me regaló Valledupar la muy entrañable amistad de Hugues Martínez, Andrés Becerra, Ángel Maya y Pepe Castro, entre muchos otros amigos que ahora reverencio en una fila de retratos muy queridos en mi mente, todos hermosamente iluminados.


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En 1989 tenía claro que no era nadie, que debía ir por el camino proponiendo agua nueva con vino viejo, comprendiendo que triunfar implica, en algún modo, derrotar otras palabras.

Pero Valledupar colocó ante mis ojos lo que apenas intuía en Bogotá, que mis versos conversaban largamente en las calles con otras personas.

Fue en el tiempo de las serenatas por aquellos pueblos donde supe que la escarcha amanecida en los jardines tenía que ser el llanto enamorado de la noche anterior. Me parece que no habrá otro suspirar como el de esas madrugadas, otro suspirar que haga temblar tanto al viento.


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No podría ser honrado quien niegue u oculta el sitio donde respira por primera vez. El sitio donde nacemos es, por eso mismo, parte de lo sagrado, de lo que es de reverenciarse durante la vida.

Desde antiguo se dice que el alma es respirada al momento de nacer. Nací en Valledupar, la ciudad que abandoné un mes antes de cumplir dos años.

Nací un 16 de junio a las 12 del día en el Hospital Rosario Pumarejo de López. San Juan del Cesar es la tierra donde mejor pude engrandecer la vida que recibí en Valledupar.

Quienes cantan o suspiran por el mundo los versos escritos en Valledupar o San Juan del Cesar, comparten en ese instante la misma respiración —alma— de ese otro que los creó. En buena parte, por esto, La Guajira y El Cesar son la tierra de los amigos.

De haber vivido en esos suelos Orfeo, no habría sufrido la tragedia que lo llevó a la muerte temprana. A él le faltaron amigos que le avivaran a salir cantando desde los infiernos con su esposa resucitada. En esa región amada nunca faltan amigos, sea en los infiernos o en los paraísos.


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Mientras ejercía la medicatura rural, me preparaba para presentar exámenes en el Hospital Militar Central de Bogotá, donde aspiraba a ingresar a hacer una especialización en Medicina Interna.

A Valledupar llegó el telegrama firmado por el Jefe de Atención Médica del Hospital Militar, doctor Leonel Ospina, requiriendo mi presencia para posesionarme como residente en los primeros días de febrero de 1991.

Llegaba la alegría esperada, pero también la nostalgia temida. Acababa la medicatura rural.

Casi treinta años después me sigue deleitando repasar con los ojos cerrados las escaleras del viejo Hospital Rosario Pumarejo de López, mirar y conversar desde allí con todo aquello querido en esas tierras.

Esto se hace callado, llorando en silencio, tal como aquí comparto lo cantado en el aire con que nací en mi época de médico rural.


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7 poemarios. III. Cantares del aire con que nací | Hernán Urbina Joiro


MÁS SOBRE “CANCIONES PARA EL CAMINO”:

Ciento ochenta y dos poemas agrupados en siete libros componen la Poesía escogida de Hernán Urbina Joiro.

Desde los 9 años Urbina Joiro empezó a registrar en versos las masacres entre familias de su pueblo, San Juan del Cesar, las conmociones trágicas o alegres de Colombia y el mundo en voces, metros e imágenes diversas, al tiempo que sembraba en las calles de Colombia varias de las canciones más queridas que allí se cantan desde los años ochenta.

En estrofas intensas, mordaces, de sonora musicalidad, el autor colombiano recita la poesía social, la lírica amorosa, los lugares entrañables, el afecto fraterno, la metapoesía, la historia de Colombia y el mundo. (Caligrama Random. Sevilla,  2020).

Prólogo del poeta y escritor colombiano William Ospina.


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MÁS SOBRE EL AUTOR:

Valledupar, Colombia. 16 de junio de 1965. Humanista colombiano. Desde su infancia en San Juan del Cesar se proyectó como poeta y músico.

En simultánea con sus estudios médicos también se formó como periodista, ensayista y académico. Ha colaborado con los periódicos colombianos El Tiempo, El Heraldo, El Universal, entre otros.

Por su obra poética y sus ensayos ha recibido varias de las más altas condecoraciones de su país como la Orden Puerta de Oro de Colombia, la Orden Pedro Romero de Cartagena de Indias y la Orden del Congreso de Colombia Grado Caballero.

Vive en Cartagena de Indias. Sus más recientes libros son “Entre las huellas de la India Catalina” (2017) y “Humanidad Ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano” (2018).

Actualmente prepara su primera novela “El Almirante del desierto”.

 

*Otros libros recientes de Hernán Urbina Joiro con Entre las  huellas de la India CatalinaHumanidad Ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano

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Hérnan Urbina Joiro

Hérnan Urbina Joiro

Escritor y humanista colombiano.