16 DE JUNIO | Hernán Urbina Joiro – Escritor colombiano
Las personas más cercanas me han oído decir que no deja de desconcertarme que, casi siempre, me encuentre viajando fuera de casa el día de mi cumpleaños, el 16 de junio.
Y fue, precisamente, en uno de esos viajes a Europa, que coincidió con un 16 de junio, cuando me topé por primera vez con el Ulises de James Joyce, el libro que narra la odisea —el viaje— del agente de publicidad Leopold Bloom por las calles de Dublín un día 16 de junio de 1904.
Hoy en mi cumpleaños, no deja de desconcertarme, además, la curiosa conexión entre Odiseo, Odisea, 16 de junio y James Joyce.
La palabra Odisea
Ulises es el nombre latino del héroe griego Odiseo, protagonista de la Odisea de Homero, palabra esta que los diccionarios asocian, a secas, con “Penalidades o trabajos que pasa alguien”, es decir con lo aciago, sin resultas de provecho, ni final positivo, lo que, en verdad.
Los diccionarios no reflejan la experiencia de Odiseo, que a cada reto se fortalecía más y pudo regresar a Ítaca donde lo esperaba su fiel esposa y su hijo Telémaco.
El significado y significante actual de la palabra Odisea, pese a que en los diccionarios se insiste en que fue tomada por pura analogía de la historia de Homero, no dan cuenta de la suerte de Odiseo —Ulises—, cuyo destino sí cifra bellamente lo que entraña el ideal de la aventura humana de vivir con todos los riesgos que ella implica.
Odisea sería más acorde a la noción de sufrimiento humano, entendido como estímulo a efectuar un nuevo movimiento para logar avanzar pese al sufrir mismo.
La propia odisea de Joyce
A propósito, la Odisea personal de James Joyce, que murió de un sangrado digestivo alto, por una úlcera péptica, pareció transcurrir sólo a su interior, en su mente prodigiosa, como lo describen los detalles que informa Richard Ellmann en su incomparable biografía.
Ellmann informa que el propio 16 de junio de 1904, que luego novelaría James Joyce en su Ulises, fue el día en que Joyce conoció a Nora Barnacle, su futura esposa, con lo que Joyce, de alguna forma, hace homenaje a la fecha de tantos equívocos para el protagonista de Ulises, Leopold Bloom, si bien la vida de pareja de Joyce no fue tan sufrida, sí lo fue para el esposo de Molly Bloom.
Odiseo —Ulises—, el más célebre héroe de la guerra de Troya, después de la guerra y tras veinte años de peripecias, logró felicidad —más parecida que nada a la serenidad— tras fortalecerse en la dura experiencia, lo que bien encaja con nuestra aspiración existencial.
Odisea y lectura de lo joyceano
James Joyce dejó con su Ulises una verdadera Odisea para incontables lectores de todo el mundo que no logran pasar de unas pocas páginas del libro o lo logran después de muchísimas penalidades por la estructura y la estilística.
Ulises es un libro difícil de leer, pero aún más difícil es Finnegans Wake, del mismo Joyce. Soy disciplinado para leer y todavía ando en los primeros capítulos de Finnegans —son en total 17— a casi ocho años de haberlo comprado.
Este 16 de junio también preparo maletas, pero sin tantas penalidades, con la certeza de crecer mientras ejerzo la aventura de vivir con todos sus riesgos inherentes, aventura de vivir que debería ser la connotación de Odisea para los seres humanos.
Me ayuda tal vez que no me gustan las vísceras cocinadas, como a Leopold Bloom, o que no abandono mi casa más que unas cuantas semanas. Veinte años puede ser algo exagerado.
Cartagena de Indias, 16 de junio de 2011.
16 DE JUNIO | Hernán Urbina Joiro – Escritor colombiano
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